El telón de la inelegibilidad: Voces que cuestionan la integridad de nuestro poder judicial.
- migueljuris3
- 22 jun
- 2 Min. de lectura
Amigos y amigas, amantes de la justicia. Si en nuestras entregas anteriores hemos explorado las sombras de la coacción y los "acordeones" que pulularon en la reciente elección judicial, hoy nos adentraremos en un capítulo que, como un antiguo dilema legal, pone en jaque la esencia misma de la idoneidad para impartir justicia. Me refiero a las serias dudas que se ciernen sobre la elegibilidad de algunos contendientes y, con ello, la integridad de nuestro flamante Poder Judicial. ¿Puede una silla en el tribunal ser ocupada por quien, a ojos de muchos, carece de los requisitos morales o académicos que nuestra historia demanda?
La inquietud, debemos decirlo, se extiende como un murmullo en los pasillos de la legalidad. Se ha argumentado que algunos individuos, hoy victoriosos, podrían ser inelegibles para asumir sus cargos. El centro de este debate radica en la existencia de conflictos de intereses graves, relacionados incluso con antecedentes judiciales de personas cercanas. Este no es un mero tecnicismo; es una cuestión de honorabilidad y de la confianza pública en la independencia judicial.
Pero el telón de la inelegibilidad no se cierra sin antes revelar otra arista preocupante: la propia fragilidad en los procesos de validación. Como lo informa un comunicado reciente del Instituto Nacional Electoral (INE), el Consejo General declaró un receso en su sesión del pasado 18 de junio, en la que se declararían los cómputos y la validez de las elecciones judiciales. ¿La razón? Las consejerías se encuentran revisando la elegibilidad e idoneidad de las y los candidatos. ¡Y el asombro crece al saber que el propio Poder Legislativo permitió el registro de candidatos que no cumplían con un requisito académico básico, como un promedio mínimo de 8 en su carrera de Derecho, establecido apenas en una reforma reciente! El INE está analizando los expedientes de las 850 candidaturas que obtuvieron el mayor número de votos, correspondientes a 464 magistraturas de circuito y 386 juzgados de distrito. Se espera que en los próximos días se reanude la sesión del Consejo General para analizar y, en su caso, aprobar la validez y proceder a la entrega de constancias. ¿Cómo es que se flexibilizan las reglas fundamentales justo cuando más se necesita rigor?
Todo este panorama, desde las influencias partidistas y la coacción del voto por parte de servidores públicos, hasta la distribución de "acordeones" que varias ONG y partidos han calificado de una "simulación" electoral, nos lleva a una misma encrucijada. El Tribunal Electoral se enfrenta ahora a la impugnación de resultados, donde se argumenta que estas prácticas determinaron a los ganadores y que el proceso fue "secuestrado por estructuras de poder".
La historia nos enseña que la legitimidad de las instituciones judiciales es el pilar de un Estado de Derecho. Si ese pilar se ve corroído por dudas sobre la honorabilidad, la imparcialidad o incluso la formación académica de quienes lo integran, la confianza ciudadana, ese bien tan preciado, se desmorona.
¿Qué opina usted, distinguido lector, sobre la idoneidad y el camino que toma nuestra justicia? Su voz es el faro que guía el sendero de la historia. Envíe sus comentarios y opiniones a migueljuris@proton.me.
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